El Centro Educativo Internacional El Jarama es mucho más que un campamento; es un espacio donde la naturaleza, la educación y la diversión se entrelazan para ofrecer experiencias inolvidables a niños y jóvenes. Con más de 30 años de trayectoria, este centro ha sabido evolucionar y adaptarse a las necesidades de cada generación, manteniendo siempre su esencia: el aprendizaje y el contacto con el entorno natural.
El éxito del campamento se refleja en la fidelidad de nuestros participantes. Aproximadamente el 80 % de los niños repiten año tras año.
Para conocer más sobre su historia, filosofía y funcionamiento, hoy hablamos con Quique Arranz, subdirector de CEI El Jarama. Nos contará de primera mano cómo se organiza el campamento, qué lo hace especial y cuáles son sus planes para el futuro.
¡Bienvenido, Quique!
Para empezar, ¿podrías presentarte y describir tu rol dentro de la empresa?
Yo soy Quique Arranz y mi rol dentro de CEI El Jarama ha ido evolucionando con el tiempo. Comencé en 2007 como monitor y educador, formando parte del equipo durante un tiempo. Más adelante, con una reestructuración interna, tuve la oportunidad de acceder al puesto de coordinador en 2012, cargo que desempeñé durante 12 años, atravesando incluso la pandemia.
El año pasado, el director de entonces dio un paso al lado, lo que generó cambios en la estructura: el subdirector pasó a ser director y yo, que era coordinador, asumí el puesto de subdirector. En mi rol actual, me ocupo de la gestión de operaciones, supervisión, contacto con proveedores y mantenimiento, entre otras tareas.
Aunque somos una empresa con un ambiente muy cercano y familiar, buscamos profesionalizarnos y mejorar continuamente. Por ello, trabajamos en la implementación de procedimientos de calidad adaptados a nuestras capacidades, con el objetivo de optimizar nuestro funcionamiento sin exceder nuestros límites.
¿Cómo surgió la idea de crear el CEI El Jarama?
CEI El Jarama comenzó en los años 1991-1992, cuando un grupo de familias, entre las que había antiguos maestros, fundó una cooperativa con el objetivo de crear un centro educativo y de ocio en plena naturaleza.
Con el tiempo, la cooperativa desapareció y una de las familias cooperativistas asumió la propiedad del centro. Manolo, miembro de esta familia, fue director durante años hasta que, recientemente, su hijo tomó el relevo. Ahora, con su paso a un lado, el equipo actual ha asumido la gestión, aunque la familia sigue siendo la propietaria del centro.
En sus inicios, era una instalación modesta, pero con el tiempo fue creciendo y ampliándose. Desde el principio, el objetivo ha sido optimizar el uso de las instalaciones a lo largo de todo el año. Contamos con 12 hectáreas de terreno, un entorno privilegiado y una gran variedad de animales, por lo que mantener el espacio sin una programación continua sería complicado. Precisamente por eso, trabajamos para garantizar una actividad constante que haga sostenible el proyecto a largo plazo.
La actividad siempre ha estado marcada por dos grandes momentos: la temporada escolar y la de campamentos. Ahora mismo estamos en temporada escolar, en la que recibimos a niños de distintos colegios, ya sea en visitas de día o en programas residenciales. Paralelamente, aunque seguimos inmersos en la actividad escolar, también comenzamos a preparar la temporada de campamentos. Con la ayuda de Jubigo, estamos organizando la venta de los programas y planificando todos los aspectos necesarios: recursos humanos, materiales y logística. El verano está cada vez más cerca, y llevamos tiempo preparándonos para ofrecer una experiencia de calidad.

Y desde que empezasteis, ¿cómo ha sido la trayectoria hasta ahora?
Desde el principio, tuvimos claro que era fundamental ofrecer tanto campamentos en castellano como en inglés. Ambos formatos han estado presentes desde los inicios de CEI El Jarama. Sin embargo, con la llegada del bilingüismo a España y la implantación de colegios bilingües, la demanda de campamentos en inglés ha experimentado variaciones a lo largo de los años. Ha habido momentos de gran demanda, seguidos de descensos y repuntes cíclicos, aunque siempre hemos mantenido la oferta en ambos idiomas.

Con el tiempo, hemos buscado ampliar horizontes y diversificar nuestra oferta para adaptarnos a las necesidades de los participantes. Así, hemos incorporado nuevos programas como campamentos de fútbol y baloncesto. Antes de la pandemia, también lanzamos una alternativa para antiguos clientes: un campamento en la costa con actividades náuticas y un programa en inglés.
Además, hemos apostado por experiencias temáticas como el campamento de Tadeo Jones, demostrando nuestra capacidad de reinventarnos y adaptarnos a nuevas tendencias. A lo largo de los años, nuestra filosofía ha sido la de evolucionar constantemente, ofreciendo alternativas innovadoras que puedan resultar atractivas y enriquecedoras para los participantes.
Super interesante, ¿Cómo diseñáis y planificáis los campamentos? ¿Cómo organizáis la oferta educativa y la variedad de actividades?
Para explicar cómo planificamos los campamentos, es importante remontarnos a la temporada escolar, que es en la que nos encontramos ahora. Una de las grandes ventajas de nuestro modelo es que mantenemos actividad durante todo el año, lo que nos permite contar con un equipo estable y bien preparado. No necesitamos realizar grandes contrataciones externas para la temporada de verano, ya que nuestro equipo escolar es el mismo que participa en los campamentos.

Esto nos da la oportunidad de formar al equipo a lo largo de todo el curso, enseñándoles procedimientos, protocolos y formas de trabajo. Además, nos permite innovar, probar nuevas actividades y ajustar dinámicas que luego implementamos en verano.
En cuanto a la planificación, no trabajamos con un programa rígido en el que cada grupo tenga su horario cerrado meses antes. Si bien hay un esquema básico de actividades predefinidas, como las sesiones de equitación, que deben mantenerse por cuestiones organizativas, también damos margen a la adaptación. Nuestro equipo está altamente entrenado y conoce tanto las instalaciones como los materiales disponibles. Esto les permite ajustar ciertas actividades según las necesidades del grupo, ya sea por sus intereses, edad o incluso su estado de ánimo. Por ejemplo, puede que un día tengamos planeada una actividad física y, de repente, notemos que los niños están cansados o necesitan un cambio de ritmo. En ese caso, podemos ajustar el plan y ofrecerles algo más tranquilo. O al contrario, si vemos que están llenos de energía, podemos decidir llevarlos a una actividad más dinámica.
Este enfoque flexible nos permite ofrecer experiencias más personalizadas, garantizando que cada grupo disfrute al máximo de su estancia, sin perder la estructura necesaria para el buen funcionamiento del campamento.
El equipo de monitores es clave en la experiencia del campamento. ¿Cómo seleccionáis al personal? ¿Qué tipo de titulación o experiencia buscáis?

Nuestro objetivo es contar con un equipo humano de calidad, por lo que en la medida de lo posible buscamos que los monitores tengan el título de Monitor de Tiempo Libre. Sin embargo, también valoramos otras titulaciones relacionadas, como estudios en biología, educación social o magisterio. Aunque la formación es importante, consideramos que la actitud y las habilidades personales son factores aún más determinantes.
Por ello, el proceso de selección comienza durante el curso escolar. Entre febrero y marzo, llevamos a cabo campañas de formación y selección de personal, donde los candidatos participan en un proceso de training que nos permite evaluar sus fortalezas y áreas de mejora. Durante este periodo, observamos quiénes se alinean mejor con nuestra filosofía de trabajo y seleccionamos a los perfiles más adecuados tanto para la temporada escolar como con vistas a la campaña de verano.
¿Cuál es el rol de los animales en el campamento? ¿Cómo se relacionan con los niños y qué importancia tiene este contacto?
Uno de los principales objetivos del centro es fomentar el respeto y el gusto por la naturaleza. Durante la temporada escolar, funcionamos principalmente como una granja escuela, ofreciendo a los niños la oportunidad de interactuar con una gran variedad de animales (caballos, cabras, vacas, ovejas y burros, etc).
Además de la fauna del centro, contamos con un entorno privilegiado con un montón de recursos de naturaleza. Un ejemplo clave es el río Jarama, que nos da nombre, ya que rodea la finca y se convierte en un elemento esencial para los campamentos de verano, proporcionando un espacio ideal para actividades al aire libre y aprendizaje en contacto con el medio natural.


Tenéis una política estricta con los móviles. ¿Está relacionada con la conexión con la naturaleza y la desconexión digital?
Queremos que los niños descubran que pueden disfrutar, relacionarse y aprender sin necesidad de pantallas, fomentando así una verdadera conexión con la naturaleza y con sus compañeros.
Sí, creemos que es fundamental que los niños desconecten del móvil durante su estancia en el campamento, no solo para que disfruten plenamente de la experiencia, sino también por razones de seguridad, aprendizaje y convivencia.

Uno de los principales motivos es que el uso de móviles puede impedir que los niños desarrollen habilidades esenciales, como la resolución de conflictos. A veces, cuando surge un problema entre compañeros, su primera reacción es llamar a casa en lugar de intentar solucionarlo por sí mismos. Esto priva a los niños de oportunidades de crecimiento, ya que, en un entorno seguro y supervisado como el nuestro, pueden aprender a manejar estas situaciones de forma autónoma. Los padres depositan en nosotros el cuidado de sus hijos y confían en que nosotros intervengamos de inmediato. Al final, un campamento es cuestión de confianza, y nosotros somos conscientes de que tenemos que ser valedores de esa confianza.
Además, el control sobre el uso de dispositivos evita problemas relacionados con la intimidad y la seguridad. Si los niños tuvieran acceso libre a sus móviles en las habitaciones, podrían generarse situaciones comprometidas con fotos o videos que luego podrían compartirse. Al eliminar esta posibilidad, garantizamos un ambiente más seguro y equitativo para todos.
Nuestra política de prohibición del móvil es clara desde el principio. Se informa a las familias antes de la reserva y, al llegar al campamento, tanto los padres como los niños firman un documento donde aceptan la norma. Si algún niño trae su móvil, ofrecemos la opción de custodiarlo hasta el final del campamento, asegurando así que todos puedan vivir la experiencia de forma plena y sin distracciones.
En definitiva, buscamos que los niños descubran que pueden disfrutar, relacionarse y aprender sin necesidad de pantallas, fomentando así una verdadera conexión con la naturaleza y con sus compañeros.
¿Cómo se introduce el inglés en el campamento? ¿Cómo se organiza esta parte?
Nuestros campamentos de inglés no siguen un enfoque académico tradicional. En lugar de impartir clases de gramática o vocabulario durante ciertas horas del día, apostamos por una inmersión total en el idioma.
Desde el primer momento, el inglés se convierte en el vehículo principal de comunicación. Nuestros monitores hablan exclusivamente en inglés con los niños, animándolos a participar en todas las actividades utilizando el idioma de forma natural. No se trata de estudiar inglés, sino de vivirlo, de interactuar en situaciones cotidianas y de perder el miedo a expresarse.

El éxito de esta metodología varía según cada niño, ya que depende de su nivel previo y de su actitud hacia el idioma. Sin embargo, nuestro objetivo es motivarles para que se lancen a hablar, ganen confianza y descubran que saben más inglés del que creen. Al final, la clave está en la convivencia y en crear un entorno donde el uso del idioma sea espontáneo y enriquecedor.
¿Recibís participantes de otros países que hablen inglés? ¿Tenéis niños internacionales en el campamento?
Sí, a menudo contamos con niños internacionales, lo que genera situaciones muy enriquecedoras y, en ocasiones, bastante curiosas. Nos encontramos con angloparlantes que vienen a hacer una inmersión en español, al mismo tiempo que otros niños se inscriben en nuestros campamentos de inglés para mejorar su dominio del idioma.
Lo interesante es que, en muchas ocasiones, los niños del campamento de español terminan practicando más inglés del que esperaban, ya que conviven con compañeros angloparlantes que los animan a comunicarse en su idioma. Es un intercambio natural que beneficia a todos, ya que fomenta la convivencia multicultural y el aprendizaje de manera espontánea.
A lo largo de los años, hemos recibido participantes de distintos países, como Francia, EE.UU., Italia o Portugal, lo que aporta aún más riqueza a la experiencia del campamento.
Después de toda esta información, ¿nos podrías explicar como es un día típico en el campamento?
El día comienza con música, y lo más divertido es que son los propios niños quienes la eligen. Cada noche, un miembro del equipo de organización puntúa el orden y la limpieza de las habitaciones, y la que haya obtenido la mejor puntuación tiene el privilegio de escoger la canción que despertará a todo el campamento al día siguiente. Eso sí, deben elegir temas adecuados, sin lenguaje inapropiado ni mensajes politizados.
Después de despertarnos, tenemos un rato para asearnos y organizar nuestras cosas antes de bajar a desayunar. A continuación, hacemos una asamblea matutina donde repasamos cómo fue la noche anterior, adelantamos información sobre el día, bailamos y nos echamos unas risas antes de comenzar las actividades.

Las actividades varían según el tipo de campamento (inglés, deportes, multiaventura, etc.), pero en términos generales, por la mañana combinamos dinámicas al aire libre con un rato de piscina. Luego almorzamos y disfrutamos de un tiempo libre, en el que ofrecemos distintas alternativas para quienes prefieren mantenerse activos: torneos de futbolín, ping-pong, juegos de mesa o retos organizados por los monitores. Esto ayuda a que los niños se distraigan y el tiempo de descanso sea más llevadero.
Por la tarde, tras la merienda, realizamos más actividades. Dependiendo del programa, puede haber talleres de cocina, manualidades, escalada, tirolina, actividades en el río o entrenamientos específicos en los campamentos deportivos. Antes de la cena, suele haber una sesión de deportes, seguida de las duchas y la cena.
El día culmina con un gran juego nocturno, una de las actividades más esperadas por los niños, donde la diversión y la aventura están aseguradas.
Y en tu opinión, ¿qué hace a CEI El Jarama único?
Si empezamos por el principio, con el primer golpe de vista, lo que hace especial a CEI El Jarama es su entorno privilegiado. Incluso los vecinos de la zona, cuando visitan el centro por primera vez, se sorprenden y dicen: «No me podía imaginar que en este rinconcito junto al río hubiera estas instalaciones, este entorno tan bonito, tan bien cuidado, tan limpio, tan ordenado y tan pensado para los niños».
Y aunque pueda parecer superficial empezar por la apariencia, la realidad es que el primer impacto es importante. Aquí, todo está diseñado para que los chavales disfruten, para que el contacto con la naturaleza sea clave, y sobre todo, para garantizar su seguridad.
Luego, cuando uno mira más de cerca, se da cuenta de que el equipo humano marca la diferencia. Tenemos monitores muy profesionales, que priorizan el respeto hacia el niño, que están pendientes de sus necesidades y de su individualidad. Trabajamos en grupos, pero buscamos conocer a cada niño de cerca. Los monitores están atentos, y los coordinadores los apoyan, formando un equipo muy complementario. Queremos que los niños nos vean como personas cercanas, que si tienen una necesidad, sepan que estamos aquí para ayudarles.El equipo está formado en disciplina positiva. Queremos que los niños entiendan qué pueden y qué no pueden hacer, pero siempre desde el respeto. Para nosotros, la convivencia y el respeto son el eje fundamental del campamento.

Además, nuestra forma de trabajar no está encorsetada. Hay familias que prefieren un horario completamente estructurado, pero nosotros no lo hacemos así a propósito: queremos adaptarnos a los niños. Esto no significa que no haya planificación, sino que el programa es flexible dentro de una estructura sólida basada en la experiencia.
Por último, algo que tranquiliza mucho a las familias es que aquí pueden dejar a sus hijos con total confianza. Como padre, me sentiría muy tranquilo dejando aquí a mi hijo, sabiendo que el entorno es seguro y que el equipo humano es cercano y firme a la vez. Aquí nadie va a permitir que haya problemas de convivencia o faltas de respeto, porque nuestro objetivo es que todos puedan disfrutar de una experiencia increíble en un ambiente sano y positivo.
Y hasta ahora, ¿Cómo describirías el éxito del campamento?
Muchos de nuestros antiguos acampados terminan formándose como monitores y regresan para seguir formando parte del campamento.
El éxito del campamento se refleja en muchos aspectos, pero sobre todo en la fidelidad de nuestros participantes. Aproximadamente el 80 % de los niños repiten año tras año, lo que demuestra la gran experiencia que viven con nosotros.
Además, muchos de los acampados, al finalizar su etapa como participantes (que abarca desde los 6 hasta los 16 años), nos piden seguir formando parte del campamento de alguna manera. Algunos intentan venir uno o dos años extra si es posible, mientras que otros deciden hacer un curso de ocio y tiempo libre para poder realizar sus prácticas con nosotros.
Incluso más adelante, cuando terminan sus estudios, muchos nos contactan para trabajar con nosotros como monitores. Para nosotros, esto es una señal clara de que estamos haciendo algo bien: no solo les ofrecemos una gran experiencia en su infancia, sino que también les marcamos lo suficiente como para que quieran seguir formando parte del campamento en distintas etapas de su vida.
Y en el futuro, ¿Cuáles son los planes de CEI El Jarama?

Estamos siempre en constante evolución y adaptación. Actualmente, tras un reciente cambio de dirección, estamos en un proceso de consolidación, asegurándonos de que tanto los campamentos de verano como las actividades escolares funcionen a la perfección.
De cara al futuro, queremos seguir potenciando los programas que ya ofrecemos y explorar nuevas opciones. Sabemos que nuestras instalaciones tienen un límite de capacidad, por lo que una de nuestras ideas es recuperar una alternativa que existía antes de la pandemia: un programa dirigido a los participantes mayores, posiblemente en una ubicación fuera de nuestra instalación, e incluso con la opción de desarrollarlo en la costa.
¿Cómo ha sido vuestra experiencia colaborando con Juvigo?
Una de las cosas que más valoramos de nuestra colaboración con Juvigo es la fluidez y cercanía en la comunicación. Nos hemos dado cuenta de que hacéis un gran esfuerzo para que las familias no perciban ninguna diferencia entre hablar con vosotros o con nosotros, lo que genera confianza y tranquilidad.
La relación entre Juvigo y CEI Jarama es muy limpia y directa, por lo que las familias sienten que están hablando con un único equipo, ya sea con Guillermo, con Cristina o con cualquier otro miembro. Además, apreciamos mucho el seguimiento que realizáis con cada cliente, tanto con aquellos que finalmente reservan como con los que no. Siempre estáis pendientes de por qué algo no ha funcionado y buscáis la forma de retomarlo.
También valoramos vuestras ganas de conocer a fondo nuestro trabajo y la implicación que mostráis en el día a día. La comunicación fluida y el compromiso hacen que esta colaboración sea muy especial para nosotros.
Y para terminar, ¿podrías compartirnos una anécdota divertida o entrañable de los campamentos?
En cada campamento surgen muchas anécdotas, pero hay una que siempre recordamos con especial cariño.
Tenemos un personaje mágico llamado el duende Jaramillo, que forma parte de una tradición especial para los niños más pequeños. Les contamos su historia y, en una noche especial, salimos a buscarlo. Jaramillo no suele dejarse ver, pero sí se hace notar a través de palmas y el sonido de cascabeles. En esa noche mágica, los niños pueden hacerle preguntas y él responde con aplausos si la respuesta es afirmativa.
En una ocasión, un niño preguntó: “Jaramillo, ¿tú eres feliz?”. Fue un momento increíblemente emotivo. Todos los adultos nos quedamos sorprendidos por la profundidad de la pregunta. Jaramillo, sin dudarlo, aplaudió fuerte, confirmando que sí.
Al final, cuando lo piensas, ¿cómo no iba a ser feliz? Trabajamos en un entorno maravilloso, rodeados de un equipo humano excepcional y con valores que fomentan el respeto, la amistad y la convivencia. Fue un momento que nos recordó lo bonito de lo que hacemos y la suerte que tenemos de vivir estas experiencias cada día

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